La start-up australiana Hypersonix desarrolla el DART AE, un prototipo de 3,5 metros que busca convertirse en el primer avión hipersónico impulsado por hidrógeno, con el respaldo de la NASA y el Pentágono.
Redacción Mundo del Transporte
Una nueva frontera tecnológica se aproxima en la aviación. La empresa australiana Hypersonix Launch Systems ha recaudado 46 millones de dólares para avanzar en el desarrollo del DART AE, un avión hipersónico de 3,5 metros de longitud que promete unir dos conceptos hasta ahora opuestos: la velocidad extrema y la sostenibilidad.
El objetivo es construir la primera aeronave capaz de volar a más de Mach 7 (unos 8.600 km/h) utilizando hidrógeno como único combustible, lo que eliminaría las emisiones de carbono y marcaría el comienzo de una era de transporte rápido, reutilizable y limpio.
Tecnología australiana con respaldo estadounidense
Hypersonix no está sola en este desafío. Su proyecto cuenta con el respaldo de la NASA y del Departamento de Defensa de Estados Unidos, interesados en las posibles aplicaciones tanto civiles como militares de este tipo de vehículos.
El DART AE (Additive Engineering) será fabricado íntegramente mediante impresión 3D con una aleación de alta resistencia llamada Inconel 718, diseñada para soportar temperaturas superiores a los 1.000 °C generadas por el vuelo hipersónico. El motor, denominado SPARTAN, será un scramjet (motor de combustión supersónica) impulsado por hidrógeno.
El uso de esta tecnología, sin piezas móviles tradicionales, reduce el mantenimiento y mejora la eficiencia, un paso decisivo hacia aviones hipersónicos reutilizables que podrían servir para transporte, investigación atmosférica e incluso lanzamiento de pequeños satélites.
De los laboratorios al cielo
Los primeros ensayos del DART AE están previstos para finales de 2025 en colaboración con centros de investigación estadounidenses. Si logra un vuelo exitoso, el modelo podría convertirse en el primer vehículo hipersónico con cero emisiones en alcanzar velocidades extremas de forma controlada.
La empresa australiana ya ha realizado pruebas en túneles de viento y simulaciones térmicas que confirman la estabilidad del diseño. Los próximos meses serán decisivos para validar la tecnología de combustión y la resistencia estructural del fuselaje.
Hipersónico y sostenible: un nuevo paradigma
El uso del hidrógeno como combustible es clave en la apuesta de Hypersonix. A diferencia de los cohetes convencionales, que dependen de combustibles fósiles, el hidrógeno genera únicamente vapor de agua al quemarse. Esto permitiría realizar vuelos experimentales sin el impacto climático asociado a las emisiones de dióxido de carbono o partículas.
Además, la velocidad hipersónica abre la posibilidad de viajes intercontinentales en menos de dos horas, con aplicaciones futuras tanto en defensa como en transporte comercial. Si la tecnología madura, podría suponer una revolución comparable al paso del vuelo subsónico al supersónico a mediados del siglo XX.
Competencia global por el liderazgo
El proyecto de Hypersonix se enmarca en una carrera internacional por dominar la aviación hipersónica. Estados Unidos, China y Rusia invierten miles de millones en el desarrollo de vehículos que operen entre Mach 5 y Mach 10, tanto para uso militar como científico.
Sin embargo, el enfoque australiano destaca por su énfasis ambiental y reutilizable, en contraposición a los programas puramente bélicos. El DART AE aspira a demostrar que la tecnología hipersónica puede ser compatible con los objetivos de cero emisiones y transporte sostenible.
Un salto hacia el futuro
Si Hypersonix logra culminar su vuelo de prueba con éxito, marcará un punto de inflexión en la historia de la aviación. La combinación de velocidad, eficiencia energética y sostenibilidad podría dar origen a una nueva generación de vehículos capaces de transformar la movilidad global, reduciendo drásticamente los tiempos de conexión entre continentes y abriendo un horizonte inédito para el transporte aéreo del siglo XXI.
Referencias
El Confidencial. (2025). El avión hipersónico de hidrógeno que cuenta con el respaldo de la NASA y el Pentágono.
